Hasta que llegasteis vosotros.
Yo nunca me había marcado un objetivo en la vida. Nunca había pensado en qué debería conseguir para poder morir con la certeza de que mereció la pena. Nunca había buscado metas ni me había asomado al futuro más allá de la seguridad que abarca el horizonte.
Ocupando el puesto de un reo más, era carne de cañón para tendencias y modas, comiendo lo que me daban, bailando aquello que ponían.
Nunca pensé que pudiera existir en mi vida un plan tan profundo que diera sentido a cada paso. Y es que yo... yo nunca, ¡ni por asomo! Hasta que llegasteis vosotros y todo se tiñó de luz.
Comentarios
Publicar un comentario