Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2022

La cama grande.

Imagen
  La cama grande, donde quepan holgadas dos personas. No hay vínculo más fuerte que el que se crea cuando nos vamos a la cama acurrucando a nuestros hijos con caricias a media voz. No tengamos prisa por sacarlos de nuestra cama, ya se irán ellos cuando sientan que se deben ir. No tengan prisas por dejar de dormirlos en sus camas, ya serán ellos los que cuestionen cuando hemos dejado de caber.   La cama grande, como brazos abiertos que invitan a hundirse en nuestro regazo.   La cama refugio, como hogar donde se respiran aromas de dulce y café.   Camas grandes con rumor a voz queda, con susurro a cuento clásico, con te quieros al oído. Camas donde entender que, en el silencio de la noche, el respirar de nuestros hijos es el tic-tac del reloj de nuestra vida.   Camas grandes con sabor a leche materna, a la torpeza de papá, a ojos vidriosos que aún contemplan incrédulos.   Camas con olor a pasta de dientes, a líquido antimosquitos, a crema hidratante, a Dalsy ...

Educando en el estrés.

Imagen
  Yo no regaño a mis hijos cuando escriben “ lávalo guarro ” en el cristal sucio de un coche (al fin y al cabo, son niños y es normal a su edad), pero sí los corrijo si lo escriben sin acento o sin “ v ”.  (A veces la ansiedad del “ venga vamos ” nos empaña el visor de lo importante)  ¿Hay maneras de educar en el estrés?    Si: respirando hondo, posponiendo las alecciones para más tarde (con la firme determinación de no dejarlas pasar), sin confundir prioridades, ni olvidar el sentido común (no te voy a gritar para que me hagas caso, si no colaboras y llegamos tarde al cumple de tu amigo, que así sea. Si han surgido cosas que nos retrasan para las clases de baloncesto, pues hoy no vamos y adelantamos lo pendiente).   A veces, hay que parar y dejar pasar el tren aunque ello suponga tener que esperar al siguiente: hay cosas importantes que es necesario resolver   y dejar bien atadas antes de continuar el viaje. Nunca resulto bien ese lema de “ p'alan...