Tercero de primaria. Ocho años.

 

Mi pequeño Eiden está en 3º. Desde principio de curso, voy revolviendo cajones, saqueando armarios e inspeccionando los rincones y recovecos de casa para hacerme con toda la paciencia, el ánimo y el tesón que pueda encontrar.

Ya pasé por ahí con Dáriel, por lo que sé la importancia y la dificultad que plantea este curso en particular.

Los ocho años son una edad de cambios muy importante. Es el punto de inflexión donde el “es que se me olvidó” sin consecuencias, del niño bebé, pasa al “es que se me olvidó” de, tendrás que afrontar los efectos secundarios de tus acciones, del niño a secas.

Física y mentalmente también se suceden numerosos cambios: los niños se empiezan a fortalecer para empezar a entender la realidad fuera de la burbuja de casa.

En el colegio se les empieza a tratar como alumnos, se les exige tomar decisiones que tendrán resultados, mejores o peores, pero que tendrán que afrontar por sí mismos.

Y, con todo este caos interno de emociones aún por entender, fantasía y realidad aún por definir y miedos y obligaciones no deseadas, llegan a casa con la mochila repleta de tareas de clase y los primeros temarios para examen. Y claro está, explotan a la primera de cambio.

Prepárense, papás y mamás: tercero se hace largo.

Pero ¿por qué este curso es tan importante? ¿por qué hay que tomarlo tan en serio?

Pues porque de la evolución y el trabajo que hagamos en casa con ellos en este preciso curso escolar, dependerá, en muy gran parte, el estudiante que será: dependerá si terminan la ESO, si completan el Bachillerato o si alcanzan la Universidad.

Me explico:

Durante tercero de Primaria, los padres hemos de acompañar constantemente a nuestros hijos para enseñarles:

.- Que es muy importante que aprueben y saquen buenas notas.

.- Que su principal obligación en la familia es cumplir con sus estudios.

.- Que todos los días en casa, ya sea en su habitación o en un lugar determinado, han de dedicar un tiempo a realizar su tarea o a repasar (aunque solo sean cinco minutos donde nos cuenten lo que aprendieron).

.- Que la frustración, la rabia, la desgana, … es normal, pero que luego veremos la recompensa reflejada en las notas.

Y por último y lo más importante:

.- Que papá y mamá le queremos por lo que es, y que esforzarse vale más que cualquier resultado.

Si hacemos un buen trabajo durante el curso de tercero, nuestros hijos se dejarán llevar por la inercia de esos hábitos durante el resto de su vida académica.

“Dedíquenles todo su tiempo en Tercero de Primaria”.


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