Una salud de hierro

 

La herencia de los padres no se puede limitar a la educación de la mente de sus hijos, sino que también hemos de educar para cuidar su cuerpo.
Son tres los hábitos que conforman los pilares fundamentales para que nuestros hijos tengan una salud de hierro el resto de sus vidas:
.- Alimentarse correctamente.
.- Practicar deporte.
.- Dormir adecuadamente.
Como siempre se trata de dar ejemplo adoptando rutinas que se conviertan en hábitos. Y no, no valen las excusas porque, en una casa donde no se compran dulces ni yogures, y los fruteros y cajones del frigorífico rebosan de frutas y verduras, los niños comen sano.
En un hogar donde los padres regularmente salen al campo, a la playa, a pasear en bicicleta, van a correr o tienen rutina de gimnasio, los hijos crecen abrazando el deporte y el aire libre.
En un hogar donde a las diez de la noche se apagan luces y pantallas, y se establece la costumbre común de irse juntos a la cama (cepillado de dientes, cuento antes de dormir, abrazos y arrullos recordando lo mejor del día), el resultado es un amanecer de cuerpos descansados y mentes reiniciadas, preparadas para administrar toda la información del nuevo día de manera ordenada, reduciendo la saturación y el estrés.
Las buenas costumbres evitan enfermedades y proporcionan calidad de vida, y está, una predisposición mayor para encontrar y reconocer momentos inolvidables de cálida felicidad.

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