La autocrítica; actitud necesaria para crecer.


 

Hay un refrán que dice: “a la cama no te irás sin saber algo más” y la realidad es que es tan cierto como que la tierra gira alrededor del sol. Cada día se aprende de los padres, de los hijos y de la vida. Ese conocimiento es el que nos hace saber más por viejos que por diablos, el que nos ayuda a crecer, el que nos proporciona la confianza que mantiene nuestra autoestima. Y es que, sin eso, estaríamos condenados a tener un cuerpo de adulto gobernado por la mente de un niño.

Pero también la autocrítica es un arma de doble filo: si no sabemos manejarla bien puede hacernos mucho daño y ahí es donde nosotros, los padres, entramos en acción. Puestos a citar refranes, hay uno que dice algo así como que “no hay enemigo más cruel que nuestros propios pensamientos” y también aquí la tierra gira, porque un niño con baja autoestima, tratado con desprecio, es un niño cuya conciencia no deja de flagelarlo constantemente, haciendo que sufra un verdadero tormento con cada error o desaprobación.

No existen niños fuertes o débiles: solo existen niños con o sin miedo al fracaso.

Mientras la autocrítica positiva les va llevando a la madurez mental, la negativa los bloquea, los paraliza y no los deja avanzar. Por eso es muy importante a esas edades evitar el exceso de perfeccionismo o que se exijan estándares muy altos (recuerden la publicación “hoy no lo vas a conseguirhttps://m.facebook.com/story.php?story_fbid=131931382353909&id=100066111437790). También explicarles, cuando se produce un accidente, que de nada sirve enfadarse o buscar culpables. En ese instante solo importa decidir qué hacer y cómo solucionarlo. Y una vez gestionado el problema, enseñarles a “reconocer errores” como paso previo al “evitar que se repitan”.

 

En la película “Criadas y Señoras” de Tate Taylor (parece que hoy el post va de referencias a refranes, artículos y películas), dejando a un lado el tema ético y racial entorno a la que gira, la criada y niñera de color, todas las noches a la hora de dormir a la hija de la señora, le repite: “eres buena, eres inteligente, eres importante” proporcionándole un refuerzo de autoestima y seguridad necesarios para afrontar la vida desde la infancia, que es cuando se forja el carácter y la personalidad.

En mi opinión, ese refuerzo hemos de administrarlo en el día a día con nuestros hechos y nuestras palabras, aunque nunca viene mal que, por la noche, antes de apagar la luz, los abracemos susurrándoles al oído: “Cariño no olvides que eres bueno, inteligente, importante y querido. Y recuerda siempre que con esfuerzo, paciencia e imaginación, puedes conseguir todo aquello que te propongas en la vida

 

Por cierto, vean la película: les va a encantar.

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