Que mi desorden no influya en vuestro crecimiento.

 


Cuando algo nos afecta mucho, hay que analizar la situación. Solemos tirar balones fuera acusando a los demás, pero a veces el problema está en nosotros. Como el que tenía el dedo roto y decía que le dolía en todas partes donde se tocaba. Oh aquel que olía mal allá a donde iba y era que había pisado una caca y llevaba sus restos en la suela del zapato.

Pero si tengo el brazo roto sin saberlo y alguien me toca, voy a gritar de dolor echando las culpas al que me ha tocado. "Ahh cuanto daño me has hecho, eres malo, tú tienes la culpa"

Por eso hay que auto chequear nuestro interior y reconocer nuestras heridas para no equivocar la procedencia del dolor.

Cuando reconozco cuales son mis "taras", puedo decidir la manera de relacionarme sin sufrir. Y llegado el caso, puedo minimizar el daño preparando de antemano mi corazón, sin culpar, sin recriminar.

Mis hijos siempre serán libres de ser y vivir su vida como quieran. Y yo no puedo anteponer mis prejuicios a ese derecho.

Si yo no estudié y me arrepiento de ello, haré lo posible para que tú estudies, pero respetaré tu decisión de no cursar bachillerato.

Si se burlaban de mí, cuando era pequeño, por ser un niño miedoso y débil, no voy a obligarte a asistir a clases de boxeo. Respetaré si prefieres ajedrez, música o teatro.

Los proyectos, a los que he dedicado la vida, no tienen por qué interesarte, y si no se cumplen mis expectativas de legado, he de aceptarlo con la misma deportividad del corredor que fue superado.

Ojalá encontréis vuestros propios sueños y superéis el desafío de alcanzarlos sin que nuestros prejuicios lastren vuestro esfuerzo.

Ojalá seamos siempre ayuda y nunca el obstáculo que se interpone en vuestro camino.

 


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