Una sociedad que evoluciona.
Veníamos de
una sociedad donde solo ganaba el sustento familiar el hombre. La mujer cuidaba
a los niños y se encargaba del trabajo de casa.
Pero llegó el
capitalismo y nos estafó, porque con la excusa de una sociedad más igualitaria
donde ambos aporten el salario, en vez de vendernos que padre y madre se
repartan el trabajo, osea., 4 horas cada uno, y el cuidado de los hijos y la
casa por igual, nos vendieron el 10 horas cada uno y los hijos en casa solos
conectados a las pantallas sin supervisión.
Una sociedad
que evoluciona es aquella que permite sobrevivir a una familia con el salario
correspondiente al trabajo de ocho o nueve horas.
Una sociedad
que evoluciona es aquella que premia a las familias y les da la importancia que
se merecen.
Una sociedad
que evoluciona es aquella que sabe que un niño, bien educado por sus padres, es
un miembro integrado perfectamente que contribuirá al buen funcionamiento del
grupo social.
Venimos de una
generación donde nadie nos ha enseñado a autogestionarnos, y para poder educar
a nuestros hijos tenemos que hacer un doble trabajo donde primero toca
entendernos y regularnos, y luego traducir y comprender las reacciones de
nuestros hijos. Porque no es posible enseñar la más mínima inteligencia
emocional si nosotros no somos emocionalmente inteligentes.
Y para todo
eso necesitamos el tiempo que el capitalismo nos robó.
Eso sí,
tenemos la suerte del recurso digital, cualquier información necesaria está a
un toque de pantalla.
Espero que
nuestros hijos, cuando sean padres, hayan recibido la educación emocional
suficiente para que sean más efectivos y capaces de educar a nuestros nietos en
el arte de llevarse bien consigo mismo. Porque como sociedad que evoluciona, a
día de hoy, dejamos mucho que desear.
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