Creo en ti.
Creo en ti,
en tus progresos,
en tus esfuerzos,
en tus volver a intentarlo.
Creo en ti,
en tus “ yo lo hago, no me ayudes ”,
en tus silencios calculando sumas,
en tus pronunciaciones sílaba a sílaba hasta leer cada palabra.
Creo en ti,
en tus “ papá, cierra los ojos ”,
en tus “ papi, mira lo que hago ”,
y en tus “ lo siento, te quiero mucho... ¡mua!”
Y por encima de todo:
Creo en ti,
tras tus fracasos,
al margen de tus olvidos,
más allá de cualquier enfado,
incluso cuando la intensidad de las emociones se apodera de tus
actos,
sin considerar tus rabietas,
sin ponderar mi cansancio.
Y es que siempre, sea cual sea el resultado, creeré en ti por lo que eres y nunca por el fruto de lo que hagas.
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