El despertar de un Ángel.

 


Son las ocho de la mañana, entro en la habitación aún en penumbra donde duermen mis hijos y con voz queda, voy anunciando un “ buenos días ” melodioso y acompañado. Luego me siento en cada cama y empiezo a recorrer sus espaldas. 

Primero simulando el caminar de una hormiga con mis dedos índice y corazón, desde la cintura hasta su cuello: 

viene una hormiguita, viene una hormiguita, viene una hormiguita, por aquí ”.

Luego aparece el elefante,haciendo el mismo camino, solo que utilizando para ello el tacto de los nudillos de mi mano. 

Sube un elefante, sube un elefante, sube un elefante, por aquí ”.

Después repito con otra hormiga y elefante, solo que esta vez están cojos y caminan por su espalda haciendo más presión con un pie y a un ritmo diferente.

Luego viene el cangrejo ermitaño al que le gusta esconderse en todos los huecos. (En las axilas, en las orejas, en el costado).

Viene el cangrejito, viene el cangrejito, viene el cangrejito y se esconde aquí ” 

Y por último viene el viejo leñador que, preparándose para cortar un árbol, levanta su hacha afilada y falla el golpe, “¡pluff!” y abre una brecha entre las nalgas. (Aquí ya mis hijos se tronchan de la risa y ya los doy por despertados).

 Verlos abrir los ojos mostrando una gran sonrisa, ése es el despertar de un ángel y debería ser el inicio cada mañana, aunque para ello tengamos que ponernos diez minutos antes.

Buenos días mis príncipes, comienza otro día en blanco por dibujar ”.

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