La rebelión de las mesitas de noche
Cada día, buscando maneras de
abrazar la cultura y no la estupidez, intento que mis hijos crezcan en un hogar
alejado de tanta contaminación digital. Y una de las formas, es, enseñándoles
que las novelas se han de hallar en las mesitas de noche y no en las
estanterías.
Las mesitas de noche son para
estar llenas de libros y no para usar como puntos de carga para pantallas.
Son para albergar los peluches
y los juguetes de antes de dormir. Para dejar la pizarra de rotulador o los
apuntes del examen de mañana. Para engendrar proyectos, encontrar soluciones o
enmendar un error.
Las mesitas de noche reclaman
más tiempo con luces encendidas ganado de adelantar la hora de la cena.
Reclaman más ratos de confidencias entre padres e hijos. Reclaman más estar de
verdad y menos perderse tras el muro infranqueable de la tableta o el móvil.
Confiad en las personas que
tienen sus mesitas de noche repletas de libros.
Confiad en aquellas que vencen
cada noche la batalla contra el móvil, relegándolo al nivel básico de simple
despertador.
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