No, no soy perfecto.




 

Me ponéis a prueba todos los días, ¿Y hoy, cuántas veces lo habré hecho bien y cuántas mal? 

Hubo un tiempo en que me hacía esta pregunta muchas veces; era un autocrítico despiadado (no hay verdugo más cruel que nuestros propios pensamientos). Me informaba, leía, consultaba... siempre encontraba en la red una frase estupenda seguida de una foto que llevaba toda la razón. Siempre alguien explicaba la manera correcta de proceder en cada ocasión. Y yo que nunca acertaba, yo nunca conseguía actuar igual. Por todos lados me llovían ejemplos de los padres perfectos, la familia perfecta, la vida perfecta... un estado constante de felicidad. 

Ahora ya no consulto tanto buscando respuestas, ahora no me creo todo lo que dicen: La vida es un constante cambio de estados puesto que somos seres emocionales.

Al final llegué a la conclusión de que unos padres que viven y se desviven por sus hijos, orbitando alrededor de ellos desde que nacen, probablemente no lo hagan del todo mal.


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